
Richard Wright se despide y se une con otro inmortal de los Floyd: «Syd, allá voy!»
Con su impertinencia de siempre
se aparece en mis horas de sueño
me hago reflejo
espejo de su huso oriental
debo ser noche y no me deja
él es día y trafica su luz a través de la inquieta luna
me saluda con su cortesía de isla
con su hermoso loto marchito:
«Kon-nichi-wa»
me reduzco ante su dominio sobre mis manos
no respondo
soy yo mismo
un simple y diminuto bonsái en celo
aguijón de nieve en pensamiento
sable conspicuo sin historias
sin muertes
sin glorias
“Cuando la idea ha sido transmitida,
ResponderEliminarpoco importan las palabras
que le han servido de escolta”
Zhuangzi
¡Kon-nichi-wa!, ¿qué haremos con estos impertinentes?
ResponderEliminar