
Debo tomarte como a uno de los rostros de la felicidad. Algo me indica que –por insignificante que yo sea- has de volver a mí, pronto o después. Así, hoy comienzo el aprendizaje de lo fugaz: estaré en ti cuando me acompañes. Te amaré en tu cuerpo, no en mi pensamiento. Estaré siempre dispuesto a recibirte y a no sufrir cuando desaparezcas.
José Balza en El doble arte de morir
José Balza en El doble arte de morir
Ojalá se pudiera eso de no sufrir cuando desaparezcas, pero..Vale el consejo.
ResponderEliminarGracias por la visita, me quedaré husmeando por aquí.
Un abrazo,
OA