27 may 2024

La inclinación, reseña inconclusa

 Buscando unas notas para un trabajo en curso, hallé un intento de reseña literaria a mitad de camino, o si quiero ser más preciso, a un cuarto de camino. Una serendipia, de esas que agradezco, que no apareció en su momento pero ahora sí (San Antonio debe estar contento). La reflexión sobre lo leído quedó truncada pues fueron los días en que falleció mi madre y, como era de esperarse, no hubo cabeza para más nada. Releo lo escrito y me digo a mí mismo, no sigas, déjalo así, de esa manera recordaré siempre qué leía cuando mi madre decidió partir de este plano, así como nunca olvidaré que cuando nació mi segundo hijo, leía al poeta Armando Rojas Guardia, en una sala de espera improvisada y helada, a unos metros de la entrada principal del hospital al que, Covid de por medio, jamás me dejaron  ingresar. Así dice:


La poesía será para mí un misterio. Esas palabras ensambladas como una máquina retórica perfecta que, bien entonada, bien engrasada,  hace que sus lectores —sigamos con la metáfora— sus pasajeros, lleguen a infinitos lugares a través de sus versos. Este es el caso de La inclinación del poeta Alexis Romero, a quien cariñosamente siempre le he dicho el sparring literario. Tenía mucho tiempo sin pasar por su poesía y haberlo hecho en estos días inciertos han representado para mí el reencuentro, no sólo con la buena poesía, sino además,  con la voz de un amigo con el cual conversaba y tomaba café en la librería Templo Interno, la cual regentaba. Lugar en el que, más allá de comprar libros bajo una asesoría formidable, siempre me encontré con poetas y escritores con los que compartimos gustos y recomendaciones literarias y de vida.

Entrando en materia, la poesía de Alexis Romero, su estilo, la que recuerdo de varios de sus libros que he leído, se mantiene aquí en La inclinación. Me refiero a la cadencia, a las pausas, a imágenes y metáforas inesperadas y, sobre todo, al silencio que funge no como una figura literaria más, sino como una herramienta fundamental del modus operandi de su obra en general, tal como dice en uno de sus poemas: “con el cuello quieto/ como el silencio de lo escrito”. Porque para el poeta, lo que trasciende no es lo que se forja tras las palabras y los versos, sino la percusión que se produce en el pensamiento, en la reflexión solitaria de cada lector. 


Hasta allí llega, hasta ahí llegué. Hoy pensé en continuar y en cierto modo sentí que no sería fiel al impulso de aquella reflexión lectora, ni fiel a las emociones pre y post mortem de mi madre. A manera de ínfimo homenaje decido dejarlo así porque, en buena parte, esto me sirve de recordatorio y bitácora para/por los días, meses o años que están por venir. A pie de página, con mi a veces indescifrable letra,  hay algunos versos del poeta y uno de ellos dice “cántale al pájaro/ que amanece triste por ti”. Y creo, quisiera creer, que es justo lo que hago ahora. En la página siguiente, a mano por supuesto y muchos meses después, leo: Después de firmar con la editorial (%$&) el contrato de publicación para uno de mis poemarios y pasado ya un año y nada que se publica, decido rescindir del mismo pues me pareció poco profesional el asunto. Y más abajo, lo que me deja fe de que aún releía La inclinación, otros versos de Romero: “mi certidumbre fue la incertidumbre/ fui quien llegó  tarde a la ciudad”. Parece que las señales van y vienen: fui quien llegó tarde a la poesía.



19 dic 2023

Resumen de lecturas 2023




Si usted llegó hasta estas líneas fue por casualidad o curiosidad. Quizás sea algún conocido que de pronto se preguntó: ¿Qué será de la vida de…? Y llegó hasta aquí. A diferencia de los demás textos que he publicado a lo largo de los años en PYE, éste es el único que no compartí a través de las redes sociales, lo que supone e implicaría menos visitas y, por tanto, menos lecturas. Y es que me di un descanso necesario de la toxicidad de dichas redes, no al punto de eliminar mis cuentas porque sé que en algún momento las retomaré, sino simplemente las desinstalé del celular, ¿y saben qué? Qué maravilla. Es pertinente alejarse un poco de tanto mundo perfecto, de tanto divismo, destacadas egotecas y fatuas vanidades.  


En febrero de este año que está por terminar, mi madre decidió mudarse al otro barrio, como diría Rubén Blades, y esto trajo a mi espiritualidad un derrumbe emocional tremendo con el que lidio todos los días, todos los días, todos los días. Lo reitero porque ha sido así, no exagero. La tristeza, la impotencia y el dolor de no haber podido acompañarla en sus últimos días es algo que me marcó para siempre. Viviré con ello como un estigma hasta que me toque el turno a mí y no tenga que pensar en ello. El retorno a Venezuela, ya sea por ir a visitar o porque decidamos quedarnos de nuevo, implica para mí llegar a otro destino nuevo, porque con su muerte se llevó lo poquito de hogar que quedaba y al no tener hogar me transformé inmediatamente en un eterno migrante. Mi hogar ya no está allá, está conmigo, mi esposa y mi hijo pequeño a donde quiera que vayamos. Pero aquél de los recuerdos, de la memoria, ya fue.

Al margen de todo lo dicho anteriormente, sigo escribiendo, no puedo evitarlo aunque quisiera. Eso sí, leí mucho más que el año pasado, de hecho dupliqué y un poco más, la cantidad de libros que a mí llegaron tanto en físico como digital. Me di un verdadero banquete con los libros del maestro José Balza y Victoria de Stefano, entre tantos otros libros de autores venezolanos y de otros países. Además tuve la suerte de ver el conmovedor documental sobre Armando Rojas Guardia, el cual me atreví a reseñar como si de un libro se tratara, lo pueden leer en www.thewynwoodtimes.com  Bueno, si es que alguien pasa por estos escombros. Amén de todo lo dicho, aquí están mis libros leídos en 2023:


  1. Libro del desasosiego. Fernando Pessoa (relectura)

  2. Montevideo. Enrique Vila-Matas

  3. El polaco. J.M. Coetzee

  4. Ve a comprar cigarrillos y desaparece. Karl Krispin

  5. La soledad de los números primos. Paolo Giordano

  6. Si yo fuera Pedro Infante. Eduardo Liendo (relectura)

  7. Cuentos completos. Truman Capote

  8. Largo. José Balza

  9. La mano segadora. Luis Pérez Oramas

  10.  Rojo prodigio. Ophir Alviárez

  11. Los muertos. Alvaro Bisama

  12.  Elizabeth Finch. Julian Barnes

  13. El peligro de estar cuerda. Rosa Montero

  14. Gramática del alucinado. Hésnor Rivera

  15. Crónica del desamor. Rosa Montero

  16.  Ustedes brillan en lo oscuro. Liliana Colanzi

  17.  El gran vallenato. Joaquín Ortega

  18.  Zen en el arte de escribir. Ray Bradbury

  19. Terredad. Eugenio Montejo (relectura)

  20.  La loca de la casa. Rosa Montero

  21.  Lo que trae el relámpago. Esdras Parra

  22. La trastienda de la escritura. Liliana Heker

  23.  Magdalena en Ginebra. Carmen Verde Arocha

  24. Tuberías. Etgar Keret

  25. Percusión. José Balza

  26. Autobiografía. José Luis Peixoto

  27. Truenan alcanfores. Arnaldo Jiménez

  28.  Antología poética. Armando Rojas Guardia (relectura)

  29. Tu muerte es mi vida. Lesbia Quintero

  30.  La chica que amaba a Tom Gordon. Stephen King

  31. Varamo. César Aira

  32. Cuentos orientales. Margueritte Yourcenar

  33. Vamos, venimos. Victoria de Stefano

  34. Siete casas vacías. Samantha Schweblin

  35. Éxodo. Alberto Hernández

  36. Cuentos completos. Amy Hempel

  37. Cuestiones candentes.  Margaret Atwood

  38. Que levante mi mano quien crea en telequinesis. Kurt Vonnegut

  39. Matadero cinco. Kurt Vonnegut

  40. Vaca sagrada. Diamela Eltit

  41. La isla de la infancia. Karl Ove Knausgard

  42. Bailando en la oscuridad. Karl Ove Knausgard

  43. Una vocación imposible. Juan José Millás

  44. Tiene que llover. Karl Ove Knaurgard

  45. Últimos fuegos. Alejandra Costamagna

  46. Plegarias para pirómanos. Eloy Tizón

10 dic 2022

Resumen de lecturas 2022


Mi necesario resumen de lectura. Quizás ya lo haya dicho: lo hago porque mi memoria no es tan buena, así que estas breves palabras me ayudan a rememorar ese tránsito lector. Lo más importante en este año 2022 desde el mundo literario fue la gran noticia del Premio Cervantes, más que merecido, para nuestro poeta Rafael Cadenas. Si fuera como en las Olimpiadas, obviamente sería él quien llevara con orgullo nuestra bandera e imagino la ingente cantidad de buenos poetas venezolanos caminando sobre el tartán, yendo detrás de él en este juego ficticio. 

Por otra parte, y ya pasando a las ligas menores, mi relato “Kopün” quedó dentro de los cien mejores en la 3era. Edición del Concurso Araucanía en 100 palabras. Esto fue en 2021 pero fue a mediados de 2022 que me enteré y que salió la publicación con obvio retraso; publiqué mi novela Café, y líbranos de todo mal; tuve la suerte de que una pequeña selección de varios poemas de mi autoría fueran incluídos en la Revista Hostosiana, N.Y. (mi agradecimiento a Keyla Vall de la Ville por su generosidad) y después de más de diez años dándole vueltas en mi cabeza a la idea, terminé de escribir mi cuarta novela (la segunda inédita). Por lo pronto, me encuentro en ese punto de descanso escritural en donde ya me alejé del texto, marcando la distancia necesaria para luego retomarlo y comenzar a pulirlo, a podarlo, a cortarle las impertinentes costuras que puedan picotear en el ojo lector. En fin, uno va haciendo su trabajo desde el silencio, que es donde le corresponde al escritor construir los mundos posibles.

En definitiva fue el año que menos libros leí. No obstante, me siento satisfecho porque por mis ojos de lector hallé nuevas joyas desde las voces femeninas de Margaret Atwood, Maggie O’ Farrell e Irene Vallejos, amén de reencontrarme con la prosa excelsa del maestro José Balza, de quien quisiera leer el próximo año la reedición de su novela Percusión bajo el sello español Cátedra. 

Felices lecturas para todos en el próximo año.

Namasté.


  1. Un hombre enamorado. Karl Ove Knausgard

  2. Hamnet. Maggie O’ Farrell

  3. Suave es vivir solo. Fernando Pessoa

  4. Paul McCartney. La biografía. Philip Norman

  5. El mar a cinco cuadras. Arnoldo Rosas

  6. El cuento de la criada. Margaret Atwood

  7. Los testamentos. Margaret Atwood

  8. El infinito en un junco. Irene Vallejos

  9. Réquiem y otros escritos. Anna Ajmátova (relectura)

  10. Descarrilada. Gabriela Rosas.

  11. Un año y tres meses. Luis García Montero

  12.  Todos deberíamos ser feministas. Chimamanda Ngozi

  13.  La enfermedad de escribir. Charles Bukowski

  14.  Escribir en la oscuridad. David Grossman

  15.  Medianoche en video ⅕. José Balza

  16.  Rasgos comunes. Juan Sánchez Peláez (relectura)

  17.  Por cuál causa o nostalgia.  Juan Sánchez Peláez (relectura)

  18.  Elena y los elementos.  Juan Sánchez Peláez (relectura)

  19. Trilce. César Vallejo (relectura)

  20.  Aniquilación. Michel Houellebecq (lectura en proceso)

10 may 2022

Café, y líbranos de todo mal


Existe un espacio donde el hombre acude a honrar la vida, un lugar donde cada quien tiene su  momento. Me refiero al establecimiento denominado Café: templo de la bebida socializadora por excelencia. El reino de un poderoso estimulante. En la barra, o en la mesa, su ingesta inicia el rito de la memoria. En cada sorbo, la evocación. A través de su aroma, el presente se mezcla con el pasado, como si de atrapar a un fugitivo se tratase. 

Alguien se sienta a tomar un café. Comienza el viaje. 

Primer sorbo: la realidad [esa extraña y frágil percepción] se confunde con lo onírico. Un anónimo personaje se sienta en un café y comienza a levitar entre varias dimensiones de su vida, reposando en distintas estaciones: la infancia, la familia, los amores, las pérdidas y los anhelos. Todas ellas [des]formaciones enmarcadas. ¿Se trata del ahora, o la figura que ahí reposa no es más que una sombra? 

Segundo sorbo: Qué son los recuerdos, ¿la reinvención de la vida?, ¿la extrañeza del “yo” que nos habita?, ¿la negación del relato que nos define?

Tercer sorbo: Piezas sueltas. Creemos ser algo completo, sólido y compacto: un todo. Nada más alejado de la verdad: somos fragmentos. Muchos de ellos se desvanecen y son reemplazados por el complejo mecanismo del imaginario que maniobra para suplantar el vacío, esa ausencia que deja el olvido. La memoria es una trampa.     

Cuarto sorbo: La inmortalidad es el presente, un primer borrador interminable, que paciente, recibe hasta la última corrección. El aquí y ahora, simboliza la insignia que alzamos para desafiar al a veces insoportable peso del tiempo. En la memoria, en ese vasto imaginario, somos un fantasma que gravita. Fracciones, estamos hechos de fracciones. 

Quinto sorbo: A cierta edad es la incertidumbre, y no la esperanza,  lo que define el transcurrir de los días. La sustracción del futuro. Ya no se trata del dulce porvenir, sino de un amargo desvanecimiento.

En Café, y líbranos de todo mal Jason Maldonado se vale del papel vinculante de esta bebida para compartir el acto reflexivo que nos invita a cuestionar la épica que cada cual escribe de sí al rememorar su propia vida.  Aunque la realidad se imponga, somos el resultado de la ficción, de una deformación voluntaria que busca apaciguar el tormento que puede infligir el olvido. 


                                                                                        Jonathan Bustamante


28 dic 2021

Resumen de lecturas 2021


 Posiblemente ese sea el primer libro físico que lea en 2022, el de la foto. El adverbio no está demás dadas las implicaciones paternales de rigor. De hecho, escribo estas primeras líneas con mi bebé encima de mí mientras toma la primera siesta del día.  Este año que ya está por culminar ha sido complejo en muchos sentidos, y para mucha gente que conozco, difícil al extremo. Del 1 hasta el 21 de abril estuve de cuarentena padeciendo el Covid. La primera semana fue la más ruda, pero lo superé. En el ínterin falleció mi abuela, la madre de mamá y yo cumplí un año más de vida. Para mi madre fue muy duro vivir esta experiencia sola, sin ningún familiar a su lado, solo los viejos y bondadosos vecinos tendieron sus manos en ese aciago momento.

También están las noticias literarias de mi país: el fallecimiento del maestro y poeta Guillermo Sucre y el cierre de mi librería favorita: Librería Estudios. Por suerte, su librero Jesús Santana ahora está a cargo de una nueva librería: Librería Insomnia, que funciona en los mismos espacios de la poeteca en Caracas, qué grata noticia entre tanta debacle. Luego vinieron algunas pequeñas emergencias con el bebé, lo normal, si se quiere para esta temprana etapa de su vida. Aún así, entre otros pormenores, hallé ese espacio necesario para la lectura: ese vicio, esa voluntad, esa necesidad tal vez catártica por encontrarme con las historias que cada libro pueda ofrecer; catártica porque ahí dreno el stress diario, los pesares migratorios, los días malos en el trabajo, la melancolía y el apego, todas esas cosas que complican un poco más la existencia. Aquellos años con más de sesenta o setenta libros leídos por año quedaron atrás. Me doy por satisfecho con lo que leí: libros sorprendentes, nuevos autores que no conocía, escritores a los que vuelvo porque son de mi respeto e interés literario. En fin, unas cuántas y buenas lecturas en su mayoría en digital. Agradezco a los escritores que con gentileza y generosidad me hicieron llegar sus ejemplares electrónicos, y también a aquellos que me hicieron llegar sus libros en físico. No saben la alegría que me dieron cuando llegaba el currier con la carga y preguntaban por mí, sea en mi casa o en mi trabajo. Gracias a todos por considerarme siempre un lector de su agrado. Y bueno, aquí están los treinta y tres libros que leí en 2021. 

Namasté


1. Orfeado Insilio, Hernán Zamora

2. Cosmonauta, Enza García Arreaza

3. Noche y océano, Raquel Taranilla

4. El Necronomicón, H.P. Lovecraft

5. Tengo miedo torero, Pedro Lemebel

6. Crema Paraíso, Camilo Pino

7. El silencio, Don deLillo

8. La inclinación, Alexis Romero

9. El oscuro señor V, Norberto José Olivar

10. Emil Cioran, Cuadernos 1957-1972

11. Canto de luz negra, Santos López

12. El muro, Fernando Paz Castillo

13. Serpiente breve, Guillermo Sucre

14. Corrector de estilo, Milton Quero Arévalo (relectura)

15. El revuelo de los insectos, Manuel Gerardo Sánchez

16. Terredad, Eugenio Montejo (relectura)

17. Palabras sin dueño, Adálber Salas

18. Las palabras primas, Fernando Iwasaki

19. Ca(z)a, María Auxiliadora Álvarez

20. Revival, Stephen King

21. Cabal, Clive Barker

22. El africano, J.M. G. Le Clézio

23. La vida alegre, Daniel Centeno Maldonado

24. Los gozos del sueño, María Antonieta Flores

25. El animal moribundo, Philip Roth (relectura)

26. Réquiem y otros escritos, Anna Ajmátova

27. Galateica, Julieta Arella

28. Friday Black, Nana Kwame Adjei-Brenyah

29. Enero es el mes más largo, Keila Valla de la Ville

30. Satélite humano, Numa Frías Mileo

31. Las cosas que perdimos en el fuego, Mariana Enríquez

32. La muerte no mata a nadie, Arnoldo Rosas

33. Tongolele no sabía bailar, Sergio Ramírez (lectura en curso).







3 ene 2021

Resumen de lecturas 2020

 

No iba a hacer una introducción a mi listado de los libros que leí en el 2020. Pero el llanto de mi bebé me llevó a estas breves y efímeras palabras: el año pasado tan duro para todos y del cual mi esposa y yo no estuvimos exentos, nos trajo la hermosa felicidad de nuestro pequeño, con todo y el sacrificio que implica estar solos en un país que no es el tuyo, sin los brazos de las abuelas, tías, primos y amigos que quisieran abrazarlo y conocerlo más allá del sucedáneo de estos tiempos: las video llamadas. Aunque leí menos que el año antepasado, me doy por satisfecho porque en mi listado están trece autores venezolanos a quienes, en su mayoría, conozco en persona, y esto es una manera, entre otras cosas, de mantenerme unido a nuestra literatura que cada vez se expande más y más por todo el planeta, las razones son obvias y no hace falta explicarlas.

También el año 2020 fue terrible y hermoso para nuestra literatura: falleció el poeta, el maestro Armando Rojas Guardia, pero también la poeta Yolanda Pantin fue la ganadora XVII Premio García Lorca. Y quiso la suerte que el libro que estuviera leyendo antes y durante el nacimiento de mi hijo fuera El esplendor y la espera de Rojas Guardia, con lo cual se combinaron una serie de emociones que ustedes, amables lectores, de seguro intuirán. Mi anclaje, insisto, con nuestros escritores por el mundo lo hice a través de Michelle Roche Rodríguez, Rafael Arráiz Lucca, Manuel Gerardo Sánchez, Fedosy Santaella, Edda Armas, Raquel Abend van Dalen, Heberto José Borjas, Igor Barreto, Víctor Vegas, Lena Yau, Armando Rojas Guardia, Carlos Patiño y Joaquín Pereira. 13 autores, entre narradores y poetas, que dan fe de nuestra buena literatura. Para todos ustedes, namasté. No jugaré con el hecho de decir cuál fue el mejor libro de todos los que leí, no me pondré maniqueista en tal sentido y tampoco quiero herir susceptibilidades (nada más frágil que el ego de un escritor). No obstante puedo decir que quedé fascinado con Stoner; deslumbrado con la prosa y las vivencias expuestas en La otra búsqueda; impactado con El colgajo; reiteradamente agradecido por libros como El esplendor y la espera; sorprendido por la historia y el deleite que me generó Malasangre; envidioso por no haber escrito yo El mapa y el territorio; satisfecho por lo bien llevado y narrado en Las verdades cuadradas… y pudiera seguir, pero ya.
En fin, les deseo a todos las mejores lecturas que les sean posible en este año 2021, bien en la virtualidad de un celular, Kindle o lector electrónico, o a través de la extraña magia, de ese fetiche maravilloso que es un libro de papel.

 

 

Estos son los libros que leí en el 2020

 

1.      Libro de mal amor, Fernando Iwasaki

2.      Tu vida rompiéndose, Raúl Zurita

3.      La vida ordenada, Fabio Morábito

4.      La única historia, Julian Barnes

5.      Malasangre, Michelle Roche Rodríguez

6.      Alguien camina sobre tu tumba, Mariana Enríquez

7.      Soy leyenda, Richard Matheson

8.      El mapa y el territorio, Michel Houellebecq

9.      Tango satánico, Lázlo Krasznahorkai

10.  La otra búsqueda, Rafael Arráiz Lucca

11.  Todo es eventual, Stephen King

12.  Stoner, John Williams

13.  Tiempos recios, Mario Vargas Llosa

14.  Sangre que lava, Manuel Gerardo Sánchez

15.  El cuerpo secreto, Mariana Torres

16.  El congreso de literatura, César Aira

17.  Gabinete del ocio, Fedosy Santaella

18.  Memorias de un hijueputa, Fernando Vallejo

19.  Cats, T.S. Eliot

20.  Los mecanismos de la ficción, James Wood

21.  Poeta chileno, Alejandro Zambra

22.  Incontables, Pedro Lemebel

23.  Fruta hendida, Edda Armas

24.  La muerte de Jesús, J.M.Coetzee

25.  Poemas del manicomio de Mondragón, Leopoldo María Panero

26.  A propósito de nada, Woody Allen

27.  Colorado Kid, Stephen King

28.  La señora Varsovia, Raquel Abend van Dalen

29.  Las verdades cuadradas, Heberto José Borjas

30.  Poesía no completa, Wislawa Szymborska

31.  Danza macabra, Stephen King

32.  Mi boca florece como un corte, Anne Sexton

33.  Habrá una casa, Igor Barreto

34.  La pieza oscura, Enrique Lihn

35.  Me llaman Big, Víctor Vegas

36.  Banderas detrás de la niebla, José Watanabe

37.  Extracción de la piedra de la locura, Alejandra Pizarnik

38.  Poesía reunida, William Carlos Williams

39.  Hormigas en la lengua, Lena Yau

40.  El colgajo, Philippe Lancon

41.  El esplendor y la espera, Armando Rojas Guardia

42.  La tarde de un escritor, Peter Handke

43.  Los círculos concéntricos y otros relatos, Carlos Patiño

44.  El enigma Pessoa, Joaquín Pereira

45.  Voces, Antonio Porchia