el empaque de jabón
es un rostro ajado en la papelera
la hendidura de un amigo
que con encono
reclama la regalía oculta de su historia
el teléfono suena a media noche
buscando drenar alguna rabia desconocida
mientras el silencio
vacía su cacerina de mentiras
sólo la imaginación
escucha las balas cortar el viento
atravesar las fundas
de moribundas e incómodas almohadas
la seca percusión de la pólvora
es un ladrido a la distancia
un perro que muerde
tras el umbral de la puerta.
2 comentarios:
Creo entenderla, pero no estoy muy segura...
A veces la noche es mala consejera y nos aferramos a nuestras almohadas y esperar que la mañana repunte con la luz del sol.
Hay muchos perros rabiosos que esperan a su víctima, amparados en la sombras de la noche.
Saludos
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