Finalizando este año 2009 leí Para no perder el hilo, primero por la inquietud que me causa su autora, Krina Ber, arquitecta, políglota y narradora; y segundo, porque tendré el gusto de compartir con ella acerca de su trabajo literario, en la primera grabación del 2010 para el espacio radiofónico Librería Sónica.
El libro está compuesto por más de una docena de textos, incluyendo el cuento “Amor”, el cual resultó ganador del Concurso de Cuentos de El Nacional (2007), del cual no puedo decir menos que es un hermoso y extraordinario cuento que aborda el tema universal homónimo al título, desde una narrativa espléndida teniendo como personaje principal a una mujer exitosa en su matrimonio.
También están los relatos “La vida en colores”, que de una u otra forma me hizo recordar la película “La vida es bella”. Creo que con esta comparación ya lo dije todo: un canto a la vida a pesar de la muerte; “Pequeños encargos”, el cual nos lleva ligeramente de paseo por las calles de la ciudad en un hecho tan trivial como hacer las diligencias del día en medio del caos. Me pregunto: ¿una especie de reflexión de la propia autora después de un día de compras?; en “Liberación animal”, reinan las voces femeninas entre el particular dialogar de las hermanas Berta y Zoila, hasta llegar a un final inesperado en medio de una trama compleja; y en “Carta a Klara Ostfeld”, la autora deja entrever mucho de lo que pudiera ser parte de su historia personal en este extraordinario texto.
Los relatos incluidos en Para no perder el hilo, tienen la particular característica de que no se parecen entre ellos, lo cual no le resta valor al libro como conjunto, más bien todo lo contrario, están dispuestos de tal manera para que la atención del lector permanezca en guardia a lo largo del mundo ficcional creado por Krina Ber. Como bien dice en “De cuchillos y tenedores”: a veces el hilo reaparece donde menos lo esperamos. La ficción está allí para encaminar rumbos y alternativas, sin ella “nada sería inteligible, ni soportable, y con ella hay orden y música, y con ella aún soy parte de todo”, dice Natasha, Kandela, Carlota, Equis (¿o Krina?)…en “El secuestro”.
El libro está compuesto por más de una docena de textos, incluyendo el cuento “Amor”, el cual resultó ganador del Concurso de Cuentos de El Nacional (2007), del cual no puedo decir menos que es un hermoso y extraordinario cuento que aborda el tema universal homónimo al título, desde una narrativa espléndida teniendo como personaje principal a una mujer exitosa en su matrimonio.
También están los relatos “La vida en colores”, que de una u otra forma me hizo recordar la película “La vida es bella”. Creo que con esta comparación ya lo dije todo: un canto a la vida a pesar de la muerte; “Pequeños encargos”, el cual nos lleva ligeramente de paseo por las calles de la ciudad en un hecho tan trivial como hacer las diligencias del día en medio del caos. Me pregunto: ¿una especie de reflexión de la propia autora después de un día de compras?; en “Liberación animal”, reinan las voces femeninas entre el particular dialogar de las hermanas Berta y Zoila, hasta llegar a un final inesperado en medio de una trama compleja; y en “Carta a Klara Ostfeld”, la autora deja entrever mucho de lo que pudiera ser parte de su historia personal en este extraordinario texto.
Los relatos incluidos en Para no perder el hilo, tienen la particular característica de que no se parecen entre ellos, lo cual no le resta valor al libro como conjunto, más bien todo lo contrario, están dispuestos de tal manera para que la atención del lector permanezca en guardia a lo largo del mundo ficcional creado por Krina Ber. Como bien dice en “De cuchillos y tenedores”: a veces el hilo reaparece donde menos lo esperamos. La ficción está allí para encaminar rumbos y alternativas, sin ella “nada sería inteligible, ni soportable, y con ella hay orden y música, y con ella aún soy parte de todo”, dice Natasha, Kandela, Carlota, Equis (¿o Krina?)…en “El secuestro”.
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