“Lleve la conserva de coco
light... lleve la conserva de coco light”. Esto debe ser un milagro de la
ciencia, pensé. Y el hombre de piel tostada tirando al negro azabache,
apostilló: “Lleve la conserva de coco light: lay (la hay) con sabor a fresa;
lay con sabor a parchita; lay con sabor a patilla...” Así que la deliciosa
fruta, sin ambages, mantiene sus inestimables calorías más allá de la picardía
del vendedor. Sol ardiente, mar azul, y “lleve su conserva...” mientras alguna
ola se llevaba el coco y su promesa dietética.
¿De qué tiene las empanadas?...
De la que tú quieras catire, de pepitonas, cazón, raya...Dame una de cada
una...Ajá, echándole combustible al que te conté, salgo a las cinco, catorce
años sin marido y cuatro sin ná de ná.
El público presente se reía de la
ocurrencia de doña, llamémosle Jacinta, que con la bahía de Juan Griego de
fondo y un aterrador vallenato a las seis y media de la mañana, levantaba una
postal digna de fotografiar. Así que degusté de ese manjar margariteño con la
candente insinuación de “Jacinta”. Aquí no todo es nalga, piernas, prótesis
mamarias y botellas de licor cruzadas con franja roja.
Llega así el mediodía y el sol
derritiendo toldos y almas veraniegas. A lo lejos se escucha: vuerve a la vida,
vuerve a la vida; rompecorchón rompecorchón; levantapalito levantapalito;
ermatacocoya ermatacocoya... Nada más por los cálidos colores del coctel de
mariscos y moluscos, aquello promete. Pasa de largo y en calidad de relevo, una
suerte de Kunta Kinte nativo, sigue ofreciendo el testigo culinario:
ostraostraostraostraostraostraostraostraostraostraostraostraostraostraostraostraostraostra.
Buenas tardes caballero, ¿de qué
parte del país nos visita? Vengo a ofrecerle un delicioso masaje anti
“ex-tress” que lo dejará como nuevo; nuestra mágica crema a bases de productos
naturales, extraerá todas esas toxinas molestas e irritantes; permítame hacerle
una pequeña demostración -si la dama lo permite, no se me vaya a poner celosa-,
para que vea err poder curativo de los masajes, que ni en Bora Bora va a
conseguir uno iguarrr. Y si la señora lo desea también le damos uno gratis por
toda la extensión de su cuerpo, aunque nos especializamos en los piesss. Se ven
cansados, no? NO, PARA NADA. No importa, igual le haremos esta pequeña
demostración para que luego le hagamos errr masaje completo por tan sólo
bolívares...NO... Masajes,
masaje, masaj, mas....
Mar templado, transparente como
la mirada de un niño. Al fondo, un cardumen de cientos de peces revolotean a
mis pies. Uno que otro más atrevido que sus congéneres, picotea mis dedos. De
pronto desaparecen ante el arribo de un corriente de agua tibia. Pienso en una
inmensa ballena descargando su vejiga, pero aquello dura segundos y vuelve el
agua fría. El verde se va mezclando con un azul indefinible, aunque siempre
puro, deslumbrante. Los pelícanos están en plena faena. Formación aérea en V,
naturaleza perfecta. Se lanzan en picada a mi alrededor y almuerzan. Miro hacia
el norte, en donde algunos islotes dan la impresión de pequeños lunares en el
mar. Floto, soy una cruz horizontal a la deriva. Bajo el agua el sonido viaja
más rápido, y es cierto, algún motor suena cerca, muy cerca, aunque el peñero a
la distancia es un pixel. Giro hacia la orilla y veo cuatro brazos hundiéndose.
De pronto emergen, con fuerza, animados por el ímpetu propio de la
adolescencia, una chica de catorce y un chico de doce (calculo): señor...(se
hunden), le ofrecemos deliciosos...(se hunden), cocteles de todo tipo...(se
hunden), daiquirí...(se hunden), cuba libre...(se hunden), piña colá...(se
hunden), a cuarenta bolívares (se hunden)...
Ni en el agua uno se salva del
comercio, pero estos sí son unos vendedores.
Cae el sol y pienso en ese
clásico de Ismael Rivera. Niños y no tan niños corretean a los carros que
quieren disfrutar del fantástico escenario desde La Galera, para contarles la
historia de Juan “err” Griego con ese extraño “cantaíto” a veces indescifrable:
Y llegó un día, con los cañones, err de Sevilla, a defender, este lugar, en
donde Bolívar, años más tarde, entró triunfante... Y bla bla bla para concluir
con las palabras mágicas: y a la ula ula, a bajarse de la mula.
Para mayor referencia, no son BsF
20, mínimo 30... Y así me fui, con una fotos, maravillosas, que ya veré, si las
coloco, por estos predios, medio escombrosos...
En ocasiones el marketing puede
resultar imprevisible. Es la verdad. Yo, toda de plástico pero voluminosa,
agotada por estar de pie todo el santo día -y la noche también-, noté como se
agolpaba el público en la vitrina a mirarme. Algún turista infame me tomó una
foto, qué se le hace. Yasir, el dueño de la tienda; primo hermano del
propietario de la tienda del al lado (Taslim); cuñado del dueño del bodegón de
más allá (Drizz) y compadre de Aziz, socio de la panadería Assum, le dijo a una
de las vendedoras que hiciera algo con esa vitrina para llamar la atención. Lo
curioso es que no fue con intención y mi hermoso polímero quedó al descubierto
para el asombro de todos. Con mi pose y a pesar de mi cara de sobriedad, mis brazos
en calidad de balanza parecen decir “puede pasar con confianza, va a verme
desnudita como un sol”. Y es que a la hora de vender, vale todo. Salam, turco,
bonita estrategia..., le dice el turco
de al lado (aquí todos son turcos aunque sean de Marruecos, Líbano, Arabia,
etc.) Assalam alaykum, le responde Yasir, barato hermano, barato...
Y como dice Betulio Medina, me
despido y vuelvo “arr” blog compai: ¡Ayyy Margarita!
1 comentario:
La creatividad te sale hasta por los poros, y los episodios mas curiosos llegan a todos tus sentidos....me encanta
Besos
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