Las hojas de romero se escogen
con la tesitura propia de hechicera para dar magia que alegre y conforte a
todos los sentidos, dos tazas como medida mínima para un cuerpo necesitado de
su milagroso hacer, la almendra —que compite en aroma con el romero— se agrega
en forma de una taza de tibio aceite, la sal marina se equilibra por cucharadas
y son tres las requeridas, añádesele a esto la mirada, única de cada mujer, que
encierra el petitorio a cumplir por el ancestral baño. Una tina no podría
faltar, ni ducha ni jofaina harían la labor, la ceremonia de hundirse lentamente
en la tina forma parte inseparable del ritual, saborear el vaporoso aroma que
limpia los recuerdos y energiza el espíritu, he ahí la magia, delicados dedos
que se entremezclan con las flotantes hojas de romero en un íntimo abrazo…
25 feb 2013
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1 comentario:
exuberante y mística receta... habrá que probarla
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