Las mujeres de Houdini no es una novela de humor, pero que Sara
Soler —cuyas siglas irónicamente son S.S.— uno de los personajes principales
apode a su ex esposo “Pompas Fúnebres”, te arranca una sonrisa cada vez que lo
menciona, claro, con su buena dosis de sarcasmo. Sara, hija de Helena y ésta hija de la
misteriosa Lía Brandao —la mami—, que con el correr de la lectura uno pudiera
llamarla Lía Houdini dada su historia de escapismo, es decir, por una extraña
desaparición llevada a cabo en París durante una semana, dejando a un lado a su
hija “Helenita” y a su abnegado esposo
Isaac quien tuvo una breve pasantía en La Rotunda de Gómez, es la que llevará
las riendas de esta fascinante historia.
Madre e hija, Helena y Sara,
vivieron una dura experiencia que las emparenta, pero cada quien a su tiempo y
a su manera durante la juventud; hecho que las separó tanto en lo físico como
en lo emocional, pero que contradictoriamente las pudiera unir en un futuro
para lograr la depuración de una relación hostil entre éstas. Sara, una
astróloga con cuatro décadas vividas, entre traumas, alcohol y unos cuantos
“porros” en su haber, se transformará en la investigadora de su propia saga, en
donde las cosas no son lo que parecen y en donde la expiación de las culpas se
va dando de manera inconsciente en cada uno de los personajes.
Pero, ¿qué hizo Lía durante esa
semana en París ante el inminente comienzo de la Segunda Guerra Mundial, más
aún siendo esposa del judío Isaac Brandao? Incógnita que S.S. —allí la ironía
de sus siglas— tratará de resolver volviendo simbólicamente a la época en que
el nazismo ponía punto final a miles de vidas en Europa. Las mujeres de Houdini tiene presente ese elemento del viaje a
través del cual, Sara llega a la ciudad luz de hoy día para hallar respuestas
que sus naipes y sus astros no le dan; para tratar de limar los dolorosos
recuerdos, traumas y frustraciones que la torturan: “Por lo visto, el abandono era una tara familiar. Lía había abandonado
a Isaac. Helena la había abandonado a ella; Agustín Soler había abandonado
esposa e hija y ella acababa de dejar a Xavier” (pag.90). Sara, moderna,
liberal como la que más, pero que paradójicamente cree en los astros, tiene una
relación que la satisface a ratos pero con la cual no quiere compromisos de ningún
tipo. Por ello mismo abandona a Xavier sin ningún tipo de pudor, para ir al
encuentro de Monsieur Puig, quizás la única persona que pudiera aclararle el
misterio de su familia.
Por un lado y de una manera que
no afecta la historia principal del texto, Las
mujeres de Houdini también incluye una suerte y muy sutil denuncia sobre la
situación política y social actual venezolana, que en ningún momento desvirtúa
la obra o la transforma en un panegírico en este sentido. Si bien es cierto que
a título personal hubiera preferido que esto no estuviera ni por asomo en
ningún momento dentro de la trama, estos elementos están presentes de manera
puntual y contribuyen a crear el contexto en el cual Sara Soler va
desempolvando la historia de su familia para revelar los misterios que marcaron
su vida; y por el otro, también está cargado de una serie de referentes tanto
musicales como cinematográficos que enriquecen la trama, herramientas que Sonia
Chocron maneja en esta su primera novela con destreza y que llega a su punto de
madurez de la mano junto a su conocida obra poética la cual seguramente le
abrió paso hacia la narrativa.
En Las mujeres de Houdini se fotografía a la perfección lo duro que
puede llegar a ser una relación madre-hija, y cómo el no conocer los hechos del
pasado de la familia, la transforma en un suplicio al cual es imposible
renunciar. Pero existe entre líneas atisbos hacia la solución del conflicto,
siempre acompañada de una trama bien llevada e intrigante la cual queremos resolver desde la
primera página, que nos revele por qué estas tres mujeres, abuela, madre e
hija, siempre están en fuga. Una avasallante lectura que deja muy en claro qué
es el amor y el sacrificio en la vida.
Las mujeres de Houdini se encuentra dentro de los quince (15)
títulos participantes en el Premio de la Crítica a la Novela del año 2012 en
Venezuela.
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