25 jun 2010

La noche llama a la noche


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Mientras me di a la tarea de buscar la novela Lluvia, para completar mis lecturas de un listado de las diez novelas venezolanas más destacadas en la última década publicada por el Papel Literario, lista que causó alegría en algunos e inconformidad en otros tantos, me conseguí primero con La noche llama a la noche, ambos textos de Victoria de Stefano.
Comienzo a leer esta novela y la primera reacción que tuve al pasar de un capítulo a otro fue de desconcierto. Claramente se notaba una fragmentación de lo que la autora narraba, y no por ello dejaba de ser exquisita la prosa utilizada en la historia. De hecho, y después de terminar la lectura, al menos desde mi punto de vista, lo más importante en La noche llama la noche, es la escritura como elemento auto referente, que se mira a sí misma para ofrecer un nivel estético distinto.
La novela en determinadas ocasiones se torna sesuda por la manera en que está planteado el relato. En el mismo también hay referencias culturales y literarias de primer orden como Lord Byron, Joyce, Musil, Daniel Defoe, Proust, que vienen a amoldar la historia, entre muchos elementos más, de Matías y de su hermano Ramón, un pintor que termina yéndose a París y que se convierte es espejo de la historia de Matías.
En medio de la intriga de un supuesto suicidio, el cual, dice la autora “es como un elefante, no hay manera de deshacerse de su peso”, conseguimos momentos en la historia que llevan a la reflexión del arte de la escritura, bien del lado de la narrativa, bien del lado de la poética, hecho que viene a confirmar ese aspecto autorreferencial, que se representa a sí mismo como acto escritural.
“Por tanto, una buena novela, una novela (ardua, imposible, ingobernable) supone talento más genio, más ingenio, más dones –imaginación, fantasía, inteligencia, rigor, astucia, pensamiento– el todo añadido a la voluntad inapelable de escribir, al hecho físico de sentarse frente a la mesa, inclinar la cabeza sobre la hoja en blanco, tomar la pluma y escribir: penar de cara al papel”.
Con respecto a la poesía dice hacia el final de la novela: “Sólo quienes habían nacido con una venda en los ojos podían estar sordos al ritmo del alma. Un poema es un corazón vivo y henchido de vida, fluctuante, porque en él alternan pena y alegría, tal como alternan dolores atroces y sublimes transportes en el corazón de los hombres”.
La noche llama a la noche es una novela que exige del lector toda su atención. Cualquier descuido se paga caro y tal hecho pudiera dejarlo en total desamparo en medio de la historia. El texto es multidireccional en cuanto a los tiempos narrados, en cuanto a la mirada particular de cada personaje, que además, añade la particular tesitura de incluir elementos reflexivos ¿de de Stefano? como autora, como ente creador: “un novelista escribe la crónica de una vida, lo que viene antes y después de esos momentos, la gestación, el discurrir, el proceso. Un bueno novelista tendría que saber amalgamar las cimas y las depresiones. Después de haber alcanzado la cumbre, seguir cuesta abajo, caminando y no de carrera. Eso es lo que todavía no he aprendido. Pero aprenderé”.
La noche llama a la noche fue editada por primera vez en 1985 y para el 2008 Literatura Mondadori viene al rescate de la misma. No estaría de más que hicieran lo propio con Lluvia, novela que no se consigue en ninguna librería. Sigue pendiente esta lectura y la que me recomendara el narrador venezolano Ednodio Quintero: Historias de la marcha a pie.
Cierro con esta breve cita que dice mucho sobre la novela en cuestión y sobre su autora: “Con las grandes obsesiones se escriben libros, se componen poemas, se construye un camino de perfección, una obra de envergadura. En el fondo, ¿qué es una novela? Una única línea temática haciendo ganchillo…”

2 comentarios:

Icíar dijo...

Estupenda la reseña. Se nota que eres escritor (siempre te digo lo mismo. No soy escritora)
Dices que esta novela que derrochha talento y genio requiero toda la atención de uno, y supongo que por eso será de esas que tiene mucho que decir.
Habrá que esperar el momento de tener la mente abierta y serena.

Ophir Alviárez dijo...

Me gustó tu reseña, invita...

Abrazos!

OA