8 ene 2012

El ojo del vientre


La madurez de un matrimonio sólo se alcanza cuando ambos aceptan que son compañeros del diario vivir y que la vida debe seguir sin esperar el amor que jamás apaga su llama.

Alberto Rule




Ella es toda una artista. Cuenta con el apoyo del público y el respaldo financiero para pasar sus días frente a los lienzos que esperan por sus trazos al óleo. Ximena es despampanante; atrae las miradas de hombres y mujeres, y muy particularmente, la de su exprofesor, Alberto Rule. Pero un doloroso episodio en su vida, la atormenta y la hace la mujer más infeliz sobre la tierra.


La rabia de este personaje nace desde el vientre, desde las entrañas del fracaso y la frustración, de allí parte El ojo del vientre de Numa Frías, que para ser su primera publicación, lo hace con la pericia del buen escritor, del que ya sabe y domina las coordenadas de la buena narrativa, que con seguridad se fue formando desde el gran lector que es.


La novela comienza con un ritmo pausado, me atrevería a decir que un tanto flojo y con poco impacto, pero esto se va revirtiendo a medida que pasan los capítulos. No es avasallante desde la primera página, no; pero el in crescendo se va haciendo evidente y ya desde un poco antes de la mitad del libro, aumenta la tensión y la historia toma un vuelco inesperado.


Ximena comienza a urdir su plan de venganza y Alberto es el objetivo. También están Valentina, su esposa, y Eugenia, la hija de ambos, quienes con una suerte de ingenuidad van cayendo en las redes de la destacada pintora. Y no podía ser de otra manera, ya que con su talento y las palabras precisas, logra que éstas se acerquen a ella con la docilidad de un ternero que entra al matadero.


Numa Frías no describe a los personajes. Son éstos quienes con sus acciones y sus palabras se forman a sí mismos y el lector logra darse la idea exacta de cada uno de ellos: personajes de carácter muy fuerte, medianamente exitosos, pero como en la vida real, con traumas sorprendentes. En El ojo del vientre, también están las escenas carnales logradas con cincel, narradas con la temperatura precisa para despertar el morbo en el lector.


Alberto, Valentina y Eugenia se obsesionan por la misma mujer; Ximena lo sabe y se vale de ello para hacer con la familia Rule, literalmente lo que se le viene en gana. Como bien señala la voz que nos cuenta: “Si observas sus cuadros notarás el amor de su arte, si miras sus ojos percibirás el odio de su alma. Mujer y obra: distantes, distintas. Lienzo eterno y hembra yerma, perentoria, inevitablemente mortal y desesperadamente cruel”.


De circunstancias y avatares de la vida está construida El ojo del vientre, una novela breve pero que tiene los aditamentos tan propios del día a día, desde el matrimonio hasta las pasiones más ocultas de sus miembros, pasando por la locura y la drogadicción. Un texto que te lleva hacia un final impactante, una suerte de golpe en el estómago.

1 comentario:

Icíar dijo...

¡Qué raro, pensaba que te había dejado comentario! porque esta entrada ya la había leído, pero algo debió pasar con el envío del correo. Te decía algo así, que a pesar de lo bien que lo pones, creo que no sería mi estilo de libro, aunque valoro mucho lo que comentas del libro, que empezando más bien flojo vaya en crescendo, acabando en un final inesperado. Eso es saber engañar al lector. Y si está hecho de forma creíble, se disfruta esa inteligencia :D