sobre pétalos abiertos al calor
que con afable aroma te nombra
bautismal secreto de amor
Pues quererte no es sacrificio
más bien un perenne estado de placer
tu cuerpo, tu alma, mi vicio
mirarme en tus ojos renacer
Y es que anduve enterrado en la noche
bebiendo insomnio, vino y ponche
¿será tu ausencia amanecer?
Y mientras el perro sigue la ladrando
la respuesta obvia llega caminando:
es que sin ti puedo perecer.
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