Extraordinaria imaginación la de la autora para hacernos transitar una época tan lejana, en donde esa lontananza, sólo puede ser remembrada y traída a nuestro presente a través de una exhaustiva investigación propia de los escritores que quieren llegar al mínimo detalle de lo narrado, llegando a ser científicos -y en el caso de Jean Auel- casi antropólogos.
El texto está repleto de extensas descripciones que sorprenden por la minuciosidad de lo relatado, como si la autora hubiera sido un testigo, miembro de El clan del oso cavernario. Este afán descriptivo, a mi parecer, crea un efecto de lentitud en la lectura el cual va disminuyendo a medida que la trama va cobrando fuerza en el desarrollo de la historia. Una vez que se llega a la mitad del libro se da esa caída libre de la cual sentimos la intensa premura por querer desenlazar la trama.
Las historias de nuestro presente siguen siendo las mismas después de tantos años de humanidad: el odio, el rencor, el miedo, la ira, el amor, entre muchos otros temas. El mundo de la superstición tiene un particular significado –tal vez el más nutrido- dentro de la obra, y le da cuerpo a la historia que viene a encarnar su personaje principal: Ayla. Todas nuestras necesidades humanas, las que vivimos día a día en nuestro siglo XXI, están reflejadas en esta historia de manera elocuente con el grato sabor de lo evocado. Es ver en cierto modo de dónde venimos, sentirnos y reconocernos.
Por otra parte, debo comentar que tengo mis reservas en cuanto al tema de la traducción de esta obra publicada originalmente en inglés. Apartando el tema de si es español mejicano o el de la tierra de Cervantes, hay partes que noto muy forzadas en cuanto a su construcción sintáctica, que sin duda, pudieron estar mejor logradas en nuestra lengua. Sin embargo, esto no le resta belleza a esta obra que me está guiñando el ojo para leer su segunda entrega: El valle de los caballos, la cual está contenida en la colección “Los hijos de la tierra”. Una amena lectura que vale la pena para conocer nuestros orígenes.
1 comentario:
Ese libro me hace evocar a los indios norteamericanos con sus leyendas del gran oso, sería interesante leerlo, ya que si como dices es tan minucioso vale la pena leerlo.
Por cierto los caballos son mi pasión habría que leer ese otro libro.
Que belleza de canción me encanta la guitarra y ese toque españolete.
Saludos
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