He mordido el rabioso codo de la noche
cual pez alado de imposibles
hinco allí la dura cornea de las flores
y el agrio esmalte de un verbo
sangrar
reír
luego se hace un ovillo entre mis ojos de marfil
y es carnada mustia de la palabra
soy gusano estéril de verdes
perro fiel sin ladridos ni pezuñas
engullo
exhalo
y alguna estrella constrictora
me guiñe el ojo a la distancia
parpadea
titila
y no me convence
sigo allí
aferrado a esta coyuntura divina
con la tirana mandíbula de las letras
en esta hora solitaria
los segundos huelen a lápices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario