Bébeme
créeme agua
un sinuoso líquido de trampas
Bébeme
hazme prisionero
dame el placer de recorrer tu cuerpo
y sentir la caída libre
en el patio trasero de tu lengua
Bébeme
deglute mi alma
convéncete que sin mí
no eres nada
Bébeme
sé tierra árida y seca
yo me encargaré de humedecer tus comarcas
Bébeme
lentamente
apagaré el frío intenso
de tu fuego.
5 comentarios:
ainsss esas humedades...
(cuál es la onomatopeya de un suspiro?)
Te dejo besotes
Me gustó, bien intenso
Saludos desde una noche llena de estrellas
El sábado, hacia las nueve de la noche, no podía dejar de ver la hilera, las nubes, el rastro del fuego, las dimensiones. El fuego es un elemento fascinante y aterrador y si lo admiras en medio de la nocturnidad puede resultar incluso seductoramente siniestro.
Parecía un efecto bien logrado. Lástima la verdad que muestra el referente: ni por asomo la destrucción y el despojo nos resultan bellos. ¿Será mejor refugiarse en la poesía?
saludos,
q bueno el poema.
felicidades en lo q te toca por el día de las letras.
Una elegante poesía al fuego, literal y metafórico. En ambos casos, cuando está en tierra o en el alma carcome todo, pero también nos dá pie para renacer como el fenix. Saludos Ilustre
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