26 ene 2009

Vitrinas


La cirugía estética ha llegado hasta los maniquíes (¿o las maniquíes?). En un mundo efervescente en donde la belleza pareciera ser lo primordial, las pálidas chicas de vitrina que sencillamente querían mostrar al público una blusa de moda o algún traje de baño bonito, con estampados de ensueño para lucir en alguna playa, ahora también se las hacen. Me sorprendió la plástica perfección con la que ahora se asoman a un 36 o 36B (tal vez más), cuando antaño no pasaban de ser maniquíes planas, con dos pequeñas protuberancias que parecían más bien un par de espinillas. No señor! Ellas también tienen derecho! Se imaginan el bochorno que pudieran sentir si las de la tienda de al lado están repotenciadas y estas no! Ahora atrapan más miradas y –por qué no- más clientela gracias a la insinuante voluptuosidad. A este paso muchas ya no usarán sostenes sino paracaídas. Qué importa el dolor de espalda, atrapar un resfriado o la mirada libidinosa de un trasnochado sexual que vendría a reafirmar el buen trabajo del cirujano. Cuando vaya de paseo a un centro comercial fíjese bien quiénes observan con detenimiento a las maniquíes en el exhibidor, disculpen, al corte perfecto del traje de baño, a los cálidos colores que adornan la tela especial para el disfrute de un día de arena y sol en la playa, al diseño exclusivo, fíjense…
En el paraíso caben todas, eso sí, con tetas. Que lo diga Gustavo Bolívar quien se nos adelantó con semejante apotegma que quedó para la historia.

2 comentarios:

Roy Jiménez Oreamuno dijo...

Este post me recordó una novela colombiana: Sin tetas no hay paraíso. Impresionante título que dice mucho de lo banal y superficialidad del ser humano, que no contento con lo que Dios le dio arriesga su salud y en muchos casos hasta su propia vida por verse diferente y a la moda.
Saludos

Francisco Pereira dijo...

Puede ser que tenga muchos detractores, pero en este siglo XXI yo estoy con la tecnología. 32,3436, 38,B,C,o Z, todo sea por la autoestima de ellas y sin ser trasnochados sexuales; por las pupilas nuestras. Ahora que la cosa pica y se extiende hasta en los maniquíes..., vamos a ver que nos depara el futuro y que tipo de féminas tecnológicas tendremos en una centuria. Lástima que no podré verlas y ver si cambio de opinión
Saludos.