3 mar 2010

Con el ala alta


Después de leer Con el ala alta de la poeta venezolana Patricia Guzmán, hago un ligero ejercicio de reflexión sobre lo leído. Si bien es cierto que el texto se puede leer de una sentada, tanto por la disposición de los versos, sus espacios bien pensados, tanto por lo que refieren, lo que connotan, lo ideal es leerlo pausadamente, como si estuviésemos degustando –y es así– un sublime canto poético.

Estos poemas de Patricia no son para leerlos apresurados, hay que saborearlos tal como en algún momento señalara Hanni Ossott, otra de nuestras grandes poetas, en cuanto a cómo leer poesía (por cierto, recuerdo haber leído un estupendo ensayo que hiciera Patricia sobre el trabajo de Hanni, si mal no recuerdo fue en el Papel Literario), siendo uno de los principales atributos de la poesía contenida en Con el ala alta el aspecto místico que hace efervescencia a lo largo del libro, que como bien señala Luís Alberto Crespo en la introducción del mismo, “la obra de Patricia Guzmán se nos da como experiencia iniciática desde el cuerpo hasta su aura”, a lo que le añado –en extensión a esa aura– una emancipación del espíritu detrás de cada verso, tal vez buscando redimirse de un dolor tan propio como antiguo, o la sencilla escisión del yo poético de la autora regodeándose en sus versos implacables:



Estoy segura de mis miserias


(Son mías)


Lo más carne de mi corazón


Por lo bajo de esa carne aprendí a comer


Por lo bajo de esa carne aprendí a cantar


(Mis ojos están acostumbrados a guardar a guardar a guardar)


He jurado no quitarme el collar de perlas


No vaya a ser que me quede quieta cuando se abra el cielo


No vaya a ser que la flor sea perfecta


No vaya a ser que se me cierren los párpados


El corazón mío me devolverá


Estoy segura de mis miserias


(Son mías)


Ave apurada


Ave de mí



Los poemas contenidos en Con el ala alta, tienen la dualidad de lo terrible y lo romántico, lo amoroso, como algo insoslayable del ser humano. Por momentos te llevan por un camino iluminado y de pronto te entregan a lo oscuro, a la muerte. Este libro incluye la poesía de Patricia Guzmán desde 1987 hasta 2003 y puede notarse con claridad, bien sea dentro del período de tiempo o dentro del libro como conjunto, un corpus poético, una evidente uniformidad de estilo más que definido, lo cual hace –entre otras cosas– que sea una de las voces de estricta referencia en nuestra poética.


Voy a colocarle una piedra en la boca a cada muerto

Para que no olviden el peso de vivir

2 comentarios:

Taller Literario Kapasulino dijo...

Parece un libro interesante el de esta poeta. Gracias por la recomendación!

mharía vázquez benarroch dijo...

una de las voces más brillantes de América Latina para los momentos.
una nota iluminada jason.
un abrazo.