28 oct 2008

Polo Sur


La poesía da para mucho, tal vez para todo. Quién sabe. La poesía como acto de redención, como autopista al desencadenamiento de emociones, drenaje oculto que deja pulular lo más oscuro y lo más sublime. Quizás una simple manera de mirar al mundo, de vivirlo y sacar de él lo que no se ve a simple vista o que está allí, pero que no todos tienen la gracia de ver la obviedad que nos rodea.

Pero también la poesía como homenaje a quienes nos dan vida; como homenaje a quienes por los intríngulis de la vida asumen inconcientemente –y a veces con premeditación- roles protagónicos en el quehacer poético de quienes labran la tierra imaginaria en una hoja en blanco: este es el caso de Polo Sur de María Teresa Ogliastri.

La remembranza y agradecimiento explícito sobre poetas insignes como Montejo y Cadenas forman parte de este viaje poético, mitológico, a través de la palabra transformada en embarcación presta a llevarnos por una imaginería repleta de agua, a veces sólida como el hielo y en ocasiones inasible en su estado más líquido. Ulises y Telémaco son testigos de ello: dice Odiseo -¿o tal vez la poeta?-: “¿podré algún día hallar sosiego?”, justamente después de salir victorioso de terribles encuentros con cíclopes y brujas.

Polo Sur es un “viaje al perdón”, una bitácora de viaje a la nostalgia que halla además reminiscencias de un Dante: no es casualidad que este delicado poemario esté armado en tres capítulos como la Divina comedia y “Epístola a Beatrice” sea uno de sus excelsos poemas:


Me marcho sin el sol

a merced de los beduinos del agua


sólo me falta una hoguera

sellar la lápida


de todo esto

sólo la mirada salvaje

y el hacha


de todo esto

una advertencia


María Teresa Ogliastri admite y agradece profundamente el ojo crítico y tutorial del poeta y librero Alexis Romero, a quien dedica también un poema que hace acopio no de la anécdota, sino de la palabra necesaria para enarbolar la poesía desde su carácter más ontológico.


Lecciones del lobo (a Alexis Romero)


Sé que debo quedarme quieto

y no chocar contra el iceberg


mi doble surge del alba

viene tras las hojas


la enfermedad siempre estuvo ahí

en la memoria


los lirios causaron el desequilibrio


sobre esta roca granítica

ya nada puede restaurar el orden


fallas en el oxígeno

traen el eclipse

pero la niña no puede verlo


cuando alguien no ama no podemos irnos


imposibilitado

aprendo del lobo

que se entierra en la nieve y espera el día


Como bien señala el propio Alexis Romero prologando Polo Sur: “En todo viaje se gana y se pierde”, y este es el caso en donde no hay desperdicio de ningún tipo, ninguna pérdida, es palabra ganada, es triunfo.

5 comentarios:

A do outro lado da xanela dijo...

Grandes selecciones, gracias por compartirlas.

Un abrazo

A.M. dijo...

Ya estoy por aquí de nuevo, después de este gran descanso, y bueno la verdad es que veo que en mi ausencia tengo mucho que leer, así que espero ponerme las pilas y poner al día, con todos vuestros anteriores post! Muy bueno este! :)

Un abrazo amigo!

Roy Jiménez Oreamuno dijo...

Que excelente explicación yo de poseía no se mucho la verdad hago un esfuerzo en sentirla. Los dos poemas son muy exquisitos, el segundo me acorde de Los Motivos del lobo del poeta nicaragüense Rubén Darío.
Saludos

BELMAR dijo...

la
poesía
lo
com-pren-de
TODO

Carlos Eduardo Fuenmayor dijo...

ME GUSTARON LOS QUE OI EN LIBRERIA SONICA
***********
EN LO QUE PUEDA LO COMPRO
UN ABRAZO