16 abr 2009

Inéditos Monte Avila 2008

En el día de ayer fueron presentadas las obras ganadoras de la VI Edición del Concurso para Autores Inéditos 2008 Monte Ávila Editores Latinoamericana. Las obras ganadoras fueron: en Poesía Expediciones de Beatriz Calcaño, Imposible de lugar de Claudia Sierich, Mi padre y otros recuerdos de Víctor Alfonso Alarcón; Ensayo: Brillo póstumo. Lo religioso en Tarkovski de Nenúfar Colmenares; Narrativa Cuando bajaron las aguas de Gabriel Payares; Dramaturgia Yo soy John Lennon de Paul José Salazar Rivas y Maritales de Ciro Alfonzo Acevedo Yañez; Literatura infantil El cementerio de las cosas de Minerva Reyes Rojas, El plan increíble de Rit-Ronald-Rat de Tomás Adrián y El camino de los pájaros de Pura Garriguet.

En el estrado estuvieron Carlos Noguera, Edgar Páez y Gabriel Payares (quien se botó con sus palabras de agradecimiento) haciendo la parte introductoria a cada uno de los ganadores y sus respectivas obras. Hubo tiempo para el emotivo agradecimiento de parte de Claudia Sierich y Beatriz Calcaño, como de los dramaturgos Ciro Alfonzo y Paul Salazar quienes con mucho humor despertaron el interés por sus obras. Esperamos tenerlos a todos en Librería Sónica.

Cabe destacar además que después de que un asistente al evento improvisará unos versos poéticos con los que al final cerraba haciendo loas al “comandante Chávez”, otra persona intervino para exponer su preocupación –que es la de muchos– sobre el caso de la reciente masacre de algunas bibliotecas y de cientos de libros que fueron reducidos al comercio pulpero del papel. La dicotomía que esta persona planteaba -más que irónica por supuesto- es que mientras el estado por un lado premia a estos dignos autores inéditos, se hace un trabajo de marketing para incentivar la lectura, entre otros factores positivos, por otra vertiente se dan estos casos aberrantes y abominables que atentan contra la cultura y el libre pensamiento. Carlos Noguera, insigne narrador venezolano y presidente de Monte Avila Editores, estuvo en total acuerdo con llevar hasta la última instancia el caso para hacer las respectivas averiguaciones que esclarezcan la situación, pero a su vez recordó todas las labores positivas que en pro de la lectura y los libros ha hecho el gobierno venezolano. Es lamentable que un evento como este, hacia sus minutos finales, haya tomado ribetes políticos, lo que sin duda nos dice que algo pasa. Fue curiosísimo sentir el cuchicheo de la gente y los aplausos contenidos al final del verso poético que mencioné líneas atrás (el hombre venía de lo mejor), así como el mismo efecto antes las respuestas –considero que acertadas- de Noguera. Intuyo que si aún no se sabe quién mató a Danilo Anderson menos sabremos quién mató a esos libros. Ya veremos.

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