Las historias familiares siempre traen consigo un ramillete de deudas, de cuentas por pagar que en la mayoría de los casos, heredan hijos y nietos. Claro, habrá casos explícitos de bienes materiales, pero en esta ocasión me refiero a emociones, a frustraciones, a los momentos difíciles por los que todos atravesamos y que inevitablemente nos dejan sus huellas. Mi oído en su corazón va de eso, de la historia de un padre, de una familia, de sus hijos. Hanif Kureishi es uno de esos hijos que decide contar la historia de su padre tras conseguir un manuscrito que le perteneciera, historia que a la postre termina siendo también la suya.
Este consagrado autor inglés de origen pakistaní, presenta este hermoso trabajo en un tono híbrido en cuanto a estilo se refiere, si bien es cierto que no es una novela, su experimentada prosa –con el respectivo crédito que merece la traducción– permite degustar el texto en determinado momento como tal; decir que es una autobiografía no es un disparate –tanto suya como de su padre– pero sería exagerado considerarla en pleno como tal.
Mi oído en su corazón está repleto de muchos momentos de reflexión, que van desde experiencias muy personales del propio Hanif Kureishi hasta los pensamientos e ideas que giran en torno al proceso creativo de la escritura: “si no eres obsesivo no puedes ser artista por mucha imaginación que tengas”. Más adelante afirma que “escribir no es siempre tanto un reflejo de la experiencia como su sustantivo, un “en vez de” más que un “revivir”, una forma de soñar despierto”.
El texto también cuenta las dificultades que todo extranjero vive al pisar tierra ajena, la eterna xenofobia y el evidente clasismo que se daba -¿o que se da?- entre los grupos autóctonos y los foráneos. No deja de lado el tema religioso el cual le resultó inevitable al autor, más aún viniendo de una familia musulmana: “un exceso de devoción religiosa es una forma de narcisismo, es, en realidad, una barrera entre el mundo y uno mismo, una manera cómoda de olvidarse del individuo y sustituirlo por Dios”.
El libro también lleva consigo una serie de extraordinarias referencias a pensadores y autores de primer nivel tales como Aristóteles, Philip Roth, Nietzsche, Carver, Chéjov, Beckett, William Carlos Williams, entre otros, que son más que evidencia de las lecturas y predilecciones de Kureishi.
Desconocía de este autor hasta que el escritor venezolano Gustavo Valle me hiciera referencia al mismo y me recomendara la lectura. Hasta donde sé hay dos de sus libros traducidos al español, el que es tema de esta mínima reseña y El buda de los suburbios, que como señala el autor, “se publicó en 1990 y se vendió bien; lo tradujeron a treinta idiomas e hicieron una serie de televisión”, lo cual no es poca cosa, así que lo anoto en los libros pendientes.
Cierro con algunas frases de Mi oído en su corazón, que se me antojan aforísticas:
Los artistas no son gente sana, su enfermedad es el arte.
La libertad de ser artista, aún siendo gratificante, es otra forma de servidumbre o esclavitud.
En la medida en que escribir es doloroso, esto es en parte la fuente de todo.
La privación de cultura es una forma deliberada de pobreza.
2 comentarios:
En la medida en que escribir es doloroso, esto es en parte la fuente de todo.
La privación de cultura es una forma deliberada de pobreza.
Que par de frases más profundas y las comparto completamente. Por cierto que excelente libro, muy profundo y muy intimo, de su vida familiar y de cómo vivió el ser extranjero, interesante propuesta.
Saludos
Jason: Kureishi tiene varios títulos traducidos y publicados por Anagrama, donde está la formidable novela corta "Intimidad" y varios otros. Incluso hace un par de meses apareció su última novela: "Algo que contarte".
Me alegra que hayas escrito sobre él.
Saludos.
G.
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