13 jun 2011

Kill Horn


Una reconocida empresa transnacional dedicada al sector automotriz y que además tiene una prolongada trayectoria en Venezuela, ha decidido utilizar el parque automotor caraqueño como conejillo de indias para evaluar y corregir un novedoso sistema anti-cola que será la envidia de todo conductor. Países del primer, segundo y tercer mundo tienen los ojos puestos sobre este adminículo, que según palabras del propio Kill Horn, presidente de la reconocida empresa: “El futuro ha llegado. Nadie podrá tener un vehículo sin nuestro sistema”. Mister Horn agregó también, que incluso países que sobrepasan la décima posición dentro del ranking mundial, han manifestado un rotundo interés por adquirir la última tecnología patentada por su empresa. Ciudades como Sao Paulo, Nueva York y Ciudad de México, están a la espera de los resultados del mercado piloto establecido en las calles caraqueñas.

El primer problema que han tenido que enfrentar los ingenieros de la automotriz, es el inexplicable accionar de las cornetas de los vehículos poseedores del sistema -bautizado con el nombre homónimo de su Chairman: “Kill Horn”- con la luz de los semáforos, particularmente cuando cambia de rojo a verde. Dicho inconveniente técnico está en su etapa de ajuste, ya que han sido innumerables los enfrentamientos que se han suscitado entre los conductores que aguardan su tiempo prudencial para emprender la marcha y los ansiosos conductores que al llegar la luz verde del semáforo revolucionan sus vehículos como en una “pole position”.

El segundo problema del ingenioso sistema “Kill Horn”, está directamente ligado al acelerador del vehículo, ya que éste, en vez de disminuir la velocidad, aumenta significativamente cuando el semáforo hace el cambio de la luz verde a la luz amarilla. Lo curioso de este desperfecto es que en los municipios de la agitada capital caraqueña en donde hay mayor presencia de fiscales y autoridades del tránsito, los “chips” que activan este proceso misteriosamente funcionan a la perfección disminuyendo la velocidad en los cambios de luces antes expuestos.

Una vez ajustados estos detalles técnicos el poderoso sistema “Kill Horn” aliviará el pesado tráfico citadino, al punto, que en un lapso menor a un año de implementación en el mercado, todos los vehículos que aún puedan verse rodando por las principales capitales del mundo, es porque poseen esta poderosa herramienta automotora. El sistema es muy sencillo y de fácil uso, lo que le garantizará a los conductores, un manejo más placentero, menos estresante y sobre todo, le ahorrará tiempo de traslado. El conductor tan sólo deberá accionar su corneta con cierta iracundia y por más de cinco segundos continuos, para que el vehículo que se encuentra delante del suyo desaparezca como por arte de magia. Sí, aunque usted no lo crea, el fantástico “Kill Horn” hará desaparecer ante sus ojos todos los vehículos que estén delante del suyo para que la cola se desvanezca con tan sólo apretar su corneta. Además, posee un dispositivo de seguridad que garantiza su buen desempeño, permitiendo que se active únicamente cuando su vehículo y el que le antecede están totalmente estáticos, es decir, a cero kilómetros por hora, lo cual redundará en que ningún conductor astuto –los cuales abundan en todas partes del mundo- pueda activar el sistema en plena marcha.

La mala noticia es que aún no se vende por separado. Los consumidores deberán adquirir el vehículo de la empresa automotriz que no pienso mencionar, para poder disfrutar de tan funcional herramienta. Aproveche ahora que las colas de compra para adquirir los vehículos con esta nueva tecnología es de a penas quince meses de espera, nada despreciable para el tiempo que le ahorrará en colas, tal como el mismo Mister Horn declaró para Palabras y Escombros: “Ya se acabó la hora pico. Ahora llego en quince minutos desde el centro hasta La California yendo por la autopista Francisco Fajardo”. Kill Horn, el futuro ha llegado.

1 comentario:

Icíar dijo...

Creo que te estás haciendo muchas ilusiones, pero me has hecho reír. Me gusta eso de sostener la corneta (aquí se dice claxon, creo) más de 5 segundos seguidos "con cierta iracundia", eso seguro que promete un ambiente más sereno :D
Un abrazo