14 abr 2009

¿Se va a robar mis juguetes?


-Señor, ¿se va a robar mis juguetes?

-No

-¿Y por qué esta amarrando a mi papá?

- …

-¿Esa pistola es de verdad?

- …

-¿Por qué el otro señor le pegó a mi papá?

- …

-¿Usted es un ladrón o una persona normal?

- …

Mientras uno de los cuatro hampones fuertemente armados me ataba de espaldas con las trenzas de mis zapatos, mi hijo de apenas cinco añitos se transformó en una implacable máquina de preguntas a la cual el delincuente no pudo dar respuestas. Vi el rostro de la inocencia en mi hijo combinado con una seguridad y tranquilidad pasmosa mientras mi sobrino de cuatro años temblaba y lloraba del pánico.


Sentí cómo la sangre iba desapareciendo del torrente de mis manos y pies hasta quedar totalmente helados y adormecidos. A mi mente llegó la inesperada muerte y pensé en la orfandad de mi hijo, la viudez de mi esposa. Mi mente gritaba “no, no…hoy no” y se me hizo inevitable sentir los versos de Pavese en mi pequeño infierno mental: Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, mientras con una ligera sonrisa muy al estilo “La vida es bella” le decía a mi hijo: “no pasa nada papá, están de visita y ya se van”. Dije esto y otras cosas más para calmarlo y ya mi espalda estaba sintiendo el balazo que nunca llegó.


Después del ensañamiento de uno de los antisociales conmigo dado a que era más grande que ellos y de mi supuesta actitud beligerante tomada de un simple “tranquilo, hay niños aquí”, me sorprendí de la valentía de mi esposa, de manejar la situación con una frialdad pasmosa que horas después cuando renacimos nuevamente, se transformó en un solo llanto junto al mío dándole la bienvenida a la vida.


Mi cuñado y su esposa también actuaron sabiamente en un momento que nadie sabe cómo reaccionaría hasta que le sucede. Lamentablemente para ellos, por cosas del destino o de las fuerzas del mal, tenían que estar de visita en mi casa para que vivieran junto a nosotros, el encuentro con la muerte que a Dios gracias no se dio. El miedo estaba allí, el terror deambulaba en mi casa, mientras las madres trataban de disimular el pánico con un improvisado juego de escribir y leer, de palabras en inglés y rugidos mortales de algunos dinosaurios de mi hijo. Las amenazas de balas y represalias iban y venían en mi contra “que se vayan, Dios protege a mi hijo, protégenos a todos…que se vayan, que se vayan”.


No me importa nada, ya no hay cámaras, celulares, relojes, ipod, dinero, equipo de sonido, joyas, oro y un sin fin de cosas que se llevaron no de mi casa, sino de mi hogar, del santo lugar en donde tratamos de construir el país que no existe en las calles de Venezuela, el país que vive en la miseria y en la ceguera de la gente que piensa que todo está perfecto, sobre todo aquellos que lo pregonan tras mil escoltas pagados por el estado entre miles de beneficios más contados en dólares, mansiones y quién sabe en cuántas cosas más. Estoy vivo y la ausencia de reloj en mi muñeca me lo recuerda.


Escribo esto y no puedo evitar un par de lágrimas que son un deslave de emociones juntas, pero en donde prevalece la emoción de estar vivo junto a los míos, de recibir el mejor cumpleaños de mi vida por poder contarlo y comerme un pedazo de torta, por la solidaridad de mi cuñado, esposa y sobrino en atreverse a volver a mi casa para cantar las célebres notas de Emilio Arvelo mientras yo, con un esfuerzo sobrehumano, pude contener las lágrimas nuevamente. Ese yo tan normal que me diría internamente “no seas ridículo”, estaba –y está– sosegado, arremolinado en los escombros más oscuros de mi alma, mientras el “yo” limpio, ligero, fresco, rebosaba de alegría este día 13. El mejor de mi vida por estar vivo con mi esposa y mi hijo.


-¡Papi soy un héroe!

-Claro que sí…¿pero por qué?

-Yo los salvé


Estoy seguro que sin mi hijo y mi sobrino este escombrero ya no existiera.

7 comentarios:

Dakmar Hernández dijo...

Querido amigo!
Qué tristeza y a la vez que alivio que no les pasara nada.
Comparto tu rabia y tu dolor, la impotencia y hasta la resignación de ver los esfuerzos perdidos en manos de gente absolutamente desechable. Cuando escucho (y cada vez con más frecuencia) estas historias me provoca salir corriendo de este país y de este horror.
Besos y un valiente, feliz y merecido cumpleaños!!!
Todo lo mejor para ti

Anónimo dijo...

Ufff... que terrible destino compartido el de la inseguridad en nuestros queridos países sudamericanos... en éste tiempo en que nuestros presidentes (Cristina por Argentina) son "amigos", nosotros, el pueblo, vivimos ¿adaptados?,¿adormecidos?,¿atontados?, esta realidad a la que nos empujan.
Toda la situación que contás me lleva hasta las lágrimas... el amor que queda por sobre todo lo terrible del hecho y sobre lo material, es invaluable y salta del texto cobrando aliento...

Taller Literario Kapasulino dijo...

Dios mio! Que terrible! Que horror pasaron... no me puedo imaginar la situacion que vivieron, aunque tu relato hizo que se me llenara mi cabeza de imagenes terribles, de vos amarrado, de tu hijo preguntando, de esos mal nacidos, hijos de puta porque no tienen otro nombre...
Aca en Argentina estamos igual que aya, todos los dias en el noticiero salen casos como el tuyo... latinoamerica y centroamerica estan desbordadas de tanta maldad y corrupción... ya no se puede vivir asi.
Pero me alegro que estes bien, y que puedas superar ese momento tan amargo y que salgas fortalezido.
Al leer el final de tu relato siento tranquilidad de que ya todo haya pasado para ustedes.
Un abrazo muy grande para vos y toda tu familia.
Desde Argentina, toda mi solidaridad...

Lin dijo...

Gracias a Dios que Samuel aún recuerda que es un ángel y los delincuentes, necesariamente, se vieron arropados por su poder.
Gracias a Dios que están todos bien.
Que nos siga protegiendo cada día a todos los héroes anónimos, que como ustedes, sobrevivimos diariamente en esta anarquía de impunidad y anti valores.
Un abrazo y millones de bendiciones.

mharía vázquez benarroch dijo...

querido amigo
un sólo y gran abrazo, sin palabras y con lágrimas en el corazón.

Natalia dijo...

Jason, estoy sin palabras y muy triste por lo que les pasó, a Dios gracias todos están bien.

Desde aquí te mando un fuerte abrazo y a toda tu familia.

Besos mil
Naty

Anónimo dijo...

Jason, compartes con el fénix el privilegio de renacer y de compartir de la mejor manera que sabes ser, como escritor....excelente escrito.
Solo existe el ahora, lo demas no esta, se fue o no ha llegado...asi que.... adelante, solo que ahora eres mas sabio...o no?..un abrazo desde la madre patria...o tía? quien sabe...