19 nov 2008

La fascinación de la víctima


Por aquellas casualidades de la vida terminé de leer La fascinación de la víctima, justo en el lugar en donde se desarrolla una de las escenas de dicha novela: en los alrededores del Cine Trasnocho. Ambiente cultural, la librería de siempre, café, y el olor a cotufa reciente me hicieron compañía hasta llegar hasta el final.

La doctora Madigan, una psicóloga canadiense con excelente dominio del español, asume un rol de detective que nunca se buscó. Su principal paciente, Adriana Budenbrook, impenetrable al principio y hermana de una joven asesinada, le da las primeras claves para comenzar con el proceso de investigación, proceso que capítulo a capítulo va integrando otros sospechosos y otras historias que aumentan la expectativa, tanto de Elvira Madigan como la de los lectores por hallar al culpable, ya no con la intención de apresarlo, sino simplemente por saber la verdad.

La voz narrativa que va deshilvanando los hechos planteados en la novela, aprovecha la ocasión para rememorar la literatura venezolana, incluso para comentar (¿denunciar?) “que era poco lo que se encontraba en las librerías europeas, a excepción de Uslar Pietri”, esto en voz de un reconocido escritor venezolano, firme candidato al premio Nobel de literatura, que después de tantos años alejado de su tierra, regresó para morir a manos de un misterioso asesino en plena sala de conferencia y a la vista de todos.

Elvira Madigan, se empeña, se va metiendo en todas las aristas que saltan de su investigación, dialoga consigo misma, se interpela a través de Mc Leod, un personaje que está en su psiquis haciendo las veces de asesor profesional. Todo girando en torno a un ambiente de sordidez recreado por la autora Ana Teresa Torrres, en donde no faltan asesinos a sueldo, chivos expiatorios, drogadicción, violencia, familias poderosas que todo lo tienen y que todo pretenden comprarlo, en un país en donde el silencio pareciera ser la norma: “todos estaban de acuerdo en que lo mejor era que el incidente se olvidara, y, efectivamente, los medios cubrieron la noticia apenas una semana. Después, el silencio”.

Paso a paso la psicóloga ya transmutada en detective, se vuelve más insidiosa, paga el dinero que hay qué pagar en el largo trayecto investigativo. Para eso Adriana –su paciente- tiene suficiente dinero, y ésta quiere conocer la verdad al precio que sea, saber quién mató a Sofía, su “hermanita”. Quién sino una mujer con su estatus, su apellido y su posición económica pudiera pagar las altas sumas de dinero que fueron necesarias para escarbarle el pensamiento a varios informantes. Sin embargo, más allá del sólido piso financiero que generan los dólares para poder llevar a cabo las experticias, Elvira Madigan tenía la necesidad de ayudar, de sentirse útil ejerciendo su profesión: “quiero sentir de nuevo el entusiasmo de ayudar a otra persona”.

La fascinación de la víctima trae adjunto dos asesinatos que deben ser develados, el de Sofía Budenbrook y el del escritor Pablo Narval. El texto pudiera pasar por novela policial. Totalmente cierto. Empero, hay elementos que lo elevan más allá de lo que pudiera ser esta categorización. Existe una clara recreación de los mundos expuestos, de sus personajes -principales y secundarios- que poco a poco van soltando empalmes, es decir, datos importantes para el esclarecimiento de los hechos bajo una ambientación minuciosa de la ciudad -de Caracas para ser exactos. Voy al punto: es una novela muy bien hecha. La autora va dosificando la tensión, soltando pequeñas pistas para engancharnos con la lectura hasta el final, de a poquito. Cediendo cuando hay que hacerlo y postergando cuando la trama lo exige. Existe una clara “fascinación” desde el primero hasta el último capítulo por descubrir a los culpables, más allá de las víctimas.

4 comentarios:

La Gata Insomne dijo...

QUÉ BUENA TU CRÓNICA
LA LEI Y ME GUSTÓ MUCHO

. dijo...

Alguien sabe donde la puedo conseguir en maracaibo???

. dijo...

Alguien sabe en que libreria de maracaibo la puedo conseguir??

J. L. Maldonado dijo...

El libro está disponible en las librerías Cultural,
Técnica El Quijote, Italia y en el aeropuerto, Galerías y Delicias.